APOLO

SE  acerca hacia nosotros la saeta
lanzada por el arco más certero
y por el pensamiento más veraz.
Ni con su voluntad el dios podría
hacer que su disparo no acertase
y mucho menos que no hubiera sido.
Tan sólo puede hacer que corra lenta,
y mientras tanto permitir la vida.
En su bondad y en su crueldad, el dios
nos otorga los gozos del saber
y el dolor de sentirlo limitado.
También da la belleza, aunque tan sólo
sus inicios externos ,su apariencia
desveladora de esta gran nostagia.
El dios, en su bondad y en su crueldad,
nos concede ver algo de su rostro

transparecido en mármol revelado,                                  
y más nostalgía aún.Esta doctrina
no es la mia ni calma la inquietud.

Es fácil no creer. Nadie la impone.
Pero la flecha sigue disparada
y ni el azul de Grecia la detiene.

            Enrique Badosa